19 marzo, 2006

Interesante lectura

Recomiendo esta lectura completa publicada en la Revista Iberoamericana de Educación

El fracaso de una educación, rural y urbana, que ofrece "el circo antes del pan"

Polan Lacki (*)

En los países latinoamericanos, un creciente porcentaje de jóvenes, del medio rural y urbano, ya está consiguiendo concluir la enseñanza fundamental y hasta la media o secundaria. Desafortunadamente, este éxito es más aparente que real, pues en términos concretos está produciendo resultados decepcionantes. Los jóvenes, ahora más escolarizados y con un horizonte de aspiraciones y ambiciones ampliado, se sienten frustrados, por no decir engañados. Después de haber estudiado en esos largos 11 años, durante los cuales alimentaron la ilusión de que este esfuerzo les ofrecería un futuro de oportunidades y de prosperidad, descubren que no están aptos ni para obtener siquiera un modestísimo empleo; pues egresan del sistema escolar sin poseer las "cualidades" que los empleadores esperan y necesitan encontrar en un buen empleado. Esto ocurre porque el sistema de educación, rural y urbano, no les proporciona los conocimientos útiles, las aptitudes necesarias y ni siquiera las actitudes y los valores que necesitan para ser buenos empleados; tampoco los prepara para que sean buenos ciudadanos y padres de familia que sepan educar, orientar, alimentar y cuidar de la salud de sus hijos, etc. Hablemos sin eufemismos, a excepción de lo que les fue enseñado en los tres primeros años (leer, escribir, efectuar las 4 operaciones aritméticas, aplicar la regla de tres y conocer el sistema métrico), prácticamente todos los demás conocimientos son irrelevantes para que ellos puedan tener un mejor desempeño en el trabajo y en la vida personal, familiar y comunitaria. En esos ocho años posteriores, los pocos contenidos que podrían ser útiles suelen ser enseñados de manera excesivamente teórica, abstracta, fragmentada, y desvinculada de la vida y del trabajo, con lo que se transforman en virtualmente inútiles. Entonces, se impone la siguiente pregunta: ¿para qué estudiaron esos ocho años adicionales?

Seamos objetivos y realistas: ¿cuál es la utilidad o aplicabilidad en la vida cotidiana que tiene la enseñanza teórica de los logaritmos, los determinantes, la geometría analítica, la raíz cuadrada y cúbica, o la enseñanza "memorística" sobre la historia de Cleopatra o de la Emperatriz de Bizancio, los faraones y las pirámides del Egipto, la historia de la Mesopotamia y las altitudes de las Montañas Rocosas? Algunos defensores de este conservadurismo educativo afirman que tales contenidos son necesarios para desarrollar la creatividad, el ingenio, el sentido crítico e investigativo, el espíritu de iniciativa de los educandos y para ofrecerles una supuesta "formación integral". Personalmente, opino que existen formas más inteligentes y productivas para alcanzar tales objetivos. Contenidos más cercanos - en el tiempo y en el espacio - a las realidades cotidianas de los educandos serían mucho más eficaces para desarrollar sus potencialidades latentes, para establecer relaciones entre causas y efectos, para evitar que repitan los errores que fueron cometidos en el pasado, etc. Otros teóricos afirman que es necesario mantener esos contenidos para "democratizar" las oportunidades de acceso a la universidad, ignorando que, en la mayoría de los países de América Latina, apenas 5 o 10% de los jóvenes tienen ese privilegio. En tales condiciones, no es lógico ni justo castigar y aburrir al otro 90 o 95 % que no llegarán a la universidad, haciéndoles estudiar durante ocho años temas excesivamente teóricos, abstractos, lejanos, no utilizables y prescindibles, por no decir inútiles.(...)

(*) Polan Lacki, es ingeniero agrónomo. Trabajó durante 23 años para la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación FAO-ONU
Documentos que amplían y fundamentan las propuestas de este artículo podrán ser solicitados a través del e-mail PolanLacki@terra.com.br o encontrados en la sección "Artículos" de la Página web http://www.polanlacki.com.br y en la nueva Página http://www.polanlacki.com.br/agroesp

1 Comentarios:

At 8:06 p. m., Blogger Karl Enmanuel said...

Ya que no he escrito yo la entrada principal, utilizo este apartado para comentar el por qué lo he publicado.

Soy profesor de Geografía e Historia, es decir soy de los que enseñan la altura de las Montañas Rocosas, las Pirámides de Egipto y la Emperatriz de Bizancio. Sin embargo, como es de suponer, comulgo en gran parte con lo que se dice en este artículo de Polan Lacki. ¿Me estoy tirando piedras a mi tejado?, pues sí. Creo que la enseñanza secundaria obligatoria está demasiado academizada.
Expliquemoslo.
Algo que es obligatorio no puede tener una finalidad académica, pues el aprendizaje académico es selectivo y "elitista" (no me refiero en el contexto social ¡ojo!). Pretender que toda la población en edad de estudiar va a tener los mismos intereses, capacidades y valores es una utopía estúpida.
Pretender que esta multiplicidad sea atendida por un sólo docente es igual de estúpido y utópico. ¿Es que no puede haber una educación obligatoria y no tener que ser meramente académica, como es la actual?.
¿Qué es lo obligatorio? Educarse para la vida adulta o prepararse para el progreso académico. Es absurdo insistir en los contenidos académicos y luego hacer excepciones contínuas por medio de adaptaciones o diversificaciones a aquel alumnado que no alcance los conocimientos (académicos) del resto del grupo.

Sigo tirando piedras a mi propio tejado.

Cuando terminé mi carrera, apenas había plazas en la enseñanza de bachillerato. Gracias a la reforma de la LOGSE y la ampliación de los estudios obligatorios a los 16 años, se crearon multitud de centros nuevos y se ocasionó una gran demanda de profesorado, por lo cual pude obtener mi plaza de profesor. Sin embargo, hoy creo más en mis facultades de enseñar, es decir, de ser profesor, que de ser licenciado en Geografía e Historia; me explico. Al día de hoy, estoy aprendiendo y estoy más interesado en estrategias de enseñanza que me sirván para transmitir conocimientos, por lo general menos académicos y más prácticos, aunque me encuentro con la losa de los contenidos curriculares recogida en la normativa, las programaciones academicistas y los libros de texto.

Ahora, pues, no temo a la verdadera reforma que debería ocurrir en la enseñanza y es que los contenidos tradicionales y académicos quedaran reducidos en beneficio de otros contenidos que prepararan para el futuro mundo laboral, tando si es de baja cualificación, de media o alta.

Debería haber más oferta, más autonomía en los centros y desde más temprano, al empezar la secundaria. No podemos aceptar el fracaso del alumnado desde primero de ESO (12 años). Desde esa edad, ya se ven casos de una apatía por el estudio absoluta; una verdadera objección estudiantil hacia lo académico y por ende hacia las instituciones que lo representan: el profesorado y el instituto.

Por qué no dejar que el alumnado se forme en lo que quiera desde estas edades. ¿A qué le tiene miedo el gobierno de turno?(cualquiera y de cualquier color). ¿Miedo al gasto presupuestario? Más se gasta en políticas reeducativas y en costos sociales por el fracaso escolar. ¿Miedo a que las jerarquías académicas se echen encima?. ¿No sobran universitarios? O es que no es un fracaso también encontrar a los licenciados universitarios de ciertas carreras trabajando en oficios que no requerían tan alta, cara y especializada formación, incluso de barrenderos. !Qué despilfarro de energía y dinero¡
¿Miedo a lo que diga la sociedad? Pero si la sociedad ya se ha dado cuenta del fracaso de estas enseñanzas.

Por todo ello concluyo, que hay que dar un paso más en la reforma de la enseñanza y crear más diversificación en la oferta educativa y que ésta sea menos académica.
¿Quién debe impatirla? Yo, desde luego no voy a dar la solución, pero preferiría ver a adolescentes más felices que a tanto fracasado escolar o a un alumnado titulado con niveles de conocimiento bajísimos, que han enmascarado con el título su baja formación académica que, por otro lado, no va a emplear apenas cuando se forme de verdad para la vida profesional.

 

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