30 marzo, 2006

Juegos en Secundaria

Hace un año no conocía a Paco Cascón. Y mi vida era diferente.

Hoy conozco, junto otros compañeros y compañeras a Paco Cascón y ninguno de nosotros ve al centro o al alumnado igual.

Hemos hecho unas jornadas de formación con él y hemos aprendido que el juego es fundamental para combatir el conflicto. No cualquier juego, ni tampoco de cualquier manera y el cualquier momento, sino en forma, tiempos y lugares precisos.

Por ello un grupo de profesores y profesoras del centro estamos diseñando un plan de acogida de alumnado para el próximo curso 2006-2007 fundamentado en sus ideas y trabajos. ¿Cuál es la finalidad? Provenir (sic) el conflito. Es decir poner las bases de actuación y estrategia para que el conflicto no se desarrolle, No es prevenirlo (sic) para evitarlo, si no evitar que surja, Cómo? Por medio de una serie de actividades de juego que se basan en una escalera de valores a tratar.

Partiremos de la base que el conflicto es consustancial a la existencia humana y que conflicto no significa violencia, ya que ésta es la crisis final del conflicto. Siempre existirá el conflicto pero debemos evitar que explote. Explicación adecuada del conflicto. Conocimiento de los cambios estructurales para eliminar sus causas. Crear un clima adecuado. Etc. (Para saber más sobre provención leer

http://www.pangea.org/pacoc/documentos/
educarenyparaelconflicto.pdf

El primer escalón es la formación del grupo. (Ver http://www.pangea.org/pacoc/documentos
/_provencion.pdf
Para ello podemos hacer actividades de presentación, conocimiento, confianza y aprecio. Esto se puede hacer en los primeros días del curso y no sólo para el alumnado sino también para el profesorado. Y no sólo por que éste ha de participar en proceso, si no por que también necesita hacer grupo, presentarse, conocerse, tomar confianza y llegar al aprecio.

Este es sólo el primer escalón de esta escalera, que Cascón imagina parecida a una de caracol.

Si no pasamos por este proceso, no podremos profundizar en otros escalones como los de COMUNICACIÓN EFECTIVA/CONSENSO, COOPERACIÓN/COLABORACIÖN, RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS.

Para llevar a la práctica todo ésto, estamos llevando a cabo algunas de estas dinámicas al profesorado. Para ello, de vez en cuando organizamos en el recreo un desayuno en la sala de profesorado y nos divertimos con estos juegos. La experiencia es positiva y ello nos anima a llevarlos a la clase, no con fines de diversión, si no con los fines antes expuestos.

Ahora, en abril, tendremos unas jornadas educativas y vamos a crear un taller de juegos en los que vamos a practicar las finalidades del primer escalón, FORMAR GRUPO, con el alumnado y con el profesorado mezclado.

Ya contaré como salió la experiencia, pero tras la reunión que tuvo ayer el grupo de trabajo, estamos muy ilusionados y esperanzados.

Para saber más sobre Paco Cascón visitar: http://www.pangea.org/pacoc/

29 marzo, 2006

Disciplina en el aula y tiempos modernos.

Muchos de los que estamos dando aún clase recordamos a muchos de nuestros maestros y profesores como verdaderos ogros rabiosos y que a la menor de cambio te arreaban una leche, un capón, un tirón de orejas o de patillas. Otras veces, más comedidamente y de forma ejemplarizante, te llamaban a la mesa y te hacían extender la palma de la mano y te arreaban con una regla o palmeta, que en el peor de los casos era un cuadradillo de un centímetro cuadrado que picaba horrores y ! Ay de tí si quitabas la mano! Porque en ese caso el castigo era doble o peor aún, te hacían cerrar la mano con los dedos hacia arriba y te golpeaban sobre las yemas. No es menos cierto, que los castigos en el rincón de rodillas también eran frecuentes, así como quedarte hasta las 8 de la tarde en el colegio o ir también los sábados por la mañana.

¿A quién le gustaba ir al colegio en esas condiciones? Yo, pasaba auténtico terror antes, durante y después de las clases de don Lorenzo, Don Ciriaco o el señor Páez. Y no es que me pegasen; casi nunca recibí un golpe, ni fuí mandado al rincón de rodillas ni tampoco tuve los brazos en cruz con libros haciendo peso. Sino que el miedo escénico estaba argumentado por lo que veía que le pasaba a los demás. Sí es cierto que, alguna tarde que otra, estuve castigado y que fueron muchas las hojas que escribí con repeticiones de cien veces y hasta quinientas veces de frases relacionadas con hablar en clase o estudiar, aunque en estos casos solía ser castigos generales.

Recuerdo que si el maestro salía de clase, dejaba al enteradillo de turno a apuntar en la pizarra los nombres de los que hablaran o hicieran algo mal. Entonces estabas perdido, venía el castigo a continuación, y no temíamos al desaforado apuntador de nombres que sólo conseguía ser el hazmerreir de la clase, sino al aprendiz de brujo que apuntaba fríamente tu nombre, sin gritos ni aspavientos, pero que fulminaba igual que el maestro con su mirada.

Recuerdo las horas interminables, silenciosas, y las tardes primaverales en las que se oían los vencejos y el zumbar de las moscas. ¡Ellos si podían molestar!

Eran tiempos de dictadura, no sólo fuera del aula, en la calle, sino también dentro.

Recuerdo aquellos días y pienso que en esos tiempos no había niños hiperactivos, ni con síndromes varios y enfermedades nerviosas, sólo había niños con miedo, por que recuerdo que al tartamudo, al zurdo, al hiperactivo lo curaban sólo con jarabe de palo, y pudiera ser que curara, por que nadie era tan fuerte, salvo alguna excepción, que ahora entiendo ¡cómo sufrirían!, para recibir, mañana y tarde, una somanta de reglazos, sopapos, gritos ridiculizantes y otros bichos.

Ya pasada la dictadura, preparándome las oposiciones, vivía detrás de un colegio privado. Se oían, no ya los vencejos y las moscas, sino los gritos y correcciones que imponían algunos maestros y que trascendía los cristales de mi ventana. Esta vez me aterrorizaba la profesión de maestro. Por ello nunca quise serlo. Tenía yo la imagen esa muy grabada de niño y hasta que no llegué al instituto con quince años y me tocaron unos profesores muy "educados" que nunca me avasallarón, no perdí el miedo al "colegio". Por ello decidí ser profesor de Bachillerato. La enseñanza superior parecía estar más lejos del grito y de la palmeta.

Ahora, en estos dias, asentada la democracia, con unos niños y niñas más conscientes de su individualidad y sus derechos, invadidos por la tecnología de vanguardia, devoradores de mass-multimedia y efectos especiales, algo ha cambiado en la enseñanza secundaria. Ahora es obligatoria, y hay muchos chicos y chicas estudiantes que no disfrutan tampoco, como muchos de nuestro tiempo, de los estudios, y posiblemente estén en su derecho. ¿Cómo hacemos frente a esta nueva situación?. ¿Cuál es el modelo que mamamos en nuestra infancia? Hoy, nos es abobinable, mas, ¿se puede aguantar la desfachatez, caradura, aburrimiento, o lo que sea de este alumnado?.

Desde luego hay dos razones para aguantarlo, una es que nos pagan por ello, la otra es que lo manda la ley. ... o veceversa. Hay que soportalo, para eso soy profesor, pero hay otra ley natural primigenia y es que debo sobrevivir.

Como profesor, quiero enseñar. Para ello necesito cierta armonía y tranquilidad dentro del aula. Cómo no la consigo, he de tener estrategias: en una lucha frente a frente con este alumnado seguro que pierdo por desgaste. Son más, más fuertes y más jóvenes y seguro que piensan también que son mejores, lo único que puedo conseguir es que me irrite, me suba la tensión y hasta suelte una procacidad. Mi corazón, se deja sentir, a veces con una intensa punzada.

Lo habitual es salir de la clase mosqueado y desahogarse en la sala de profesorado, contando lo que todo el mundo sabe y asienten con la cabeza, o nos cuentan su historia, que es un calco de la nuestra. Se refuerza así el conflicto, lo vivo de nuevo. Me voy a casa y se lo cuento a mi esposa, de nuevo me aguanta la monserga diaria con cara de circunstancias, y de nuevo vivo el conflicto. Por la noche me acuesto y revivo el conflicto que ha pasado hoy y que seguro pasará mañana. Ahora toca ración doble, y una por adelantado. ¿Con qué ganas voy a trabajar cuando me levanto?

Pero hay una manera de liberarse de todo ello y es llegar a un acuerdo
expreso o tácito con este alumnado y es, que vaya a su bola, mientras tú puedes trabajar con el resto del alumnado. ¿Es un fracaso? Puede que sí, pero no conozco a nadie que haya hecho trabajar en secundaria a los alumnos o alumnas objetores. ¿Qué se gana a cambio?. No entrar en la sala de profesorado quejándome de un curso o de unos alumnos, jamás. Cuando entro en el aula, sé lo que me encuentro y como me responden. Los reconduzco dentro de unos límites y mientras no se sobrepasen, todos felices.

No tengo problemas para dormir, no se me encoge el corazón, no me irrito, no me sube la tensión, no paso por las crisis que pasan otros compañeros. Yo quiero jubilarme a mi tiempo, e incluso desde que practico esta filosofía, no me importaría llegar dando clases hasta los 70.

Cuando uno lee estadísticas sobre la salud psicológica de la infancia española, ve que hay un porcentaje elevado que sufre algun tipo de trastorno. (Ver extracto del artículo de Patricia Matey al final del log).

Pues eso, cuando se ve que un porcentaje creciente de adolescentes presentan estos problemas de conducta y lo único que se le ocurre a los pedagogos de pacotilla que manejan los hilos de la enseñanza estatal es que el profesor haga una adaptación curricular, como si eso fuese la panacea, me pongo de los nervios. ¿Cómo atender dentro del aula a personas con estos problemas, que no son académicos, con los medios actuales?.

Yo no puedo. Lo reconozco.

A este alumnado, lo veo como víctimó de un tiempo en el que se sabe mucho y se hace poco. Visto lo cual, al menos salva a mis profesores ogros su desconocimiento de los fundamentos psicologicos actuales. Seguro que creían a pies juntillas que era un problema sólo de disciplina férrea, pues la letra con sangre entra.

Hoy sabemos más, pero estamos echando a los leones a multitud de chicos y chicas, con problemas y no de tipo académico, que éstos también existen, sino de trastornos de conducta y sindromes varios (Conocéis el sindrome de Gilles de la Tourette, yo sí, y en una hija)y ¡ nos olvidamos de los superdotados!.

Multitud de niños y niñas salen de la Primaria sin diagnóstico alguno y llegan al instituto sólo con la etiqueta de "difícil" o "problemático", cuando no "atrasado académicamente". ¿Que quiere decir difícil? ¿problemático? Por qué no preguntarse mejor ¿Que deficiencia psicológica presenta este alumno o alumna? ¿Qué puede hacer el centro por él? ¿Con que profesionales?

Desde luego a estas víctimas no es para tratarlas a gritos, castigos o insultos. Yo no tengo la solución, lo reconozco, pero me niego a maltratarlos psicológicamente más de lo que les maltrata la vida. En todo caso, debo asumir que ellos intenten maltratarme a mi, pero yo no debo entrar en su juego. No puedo darme por aludido en mi persona. Debo estar por encima del conflicto y no asumirlo como ataques personales. El profesorado debe aprender del personal sanitario que trata con enfermos "difíciles". Los buenos sanitarios, los tratan con una sonrisa y no se dan por aludidos ante los insultos que les lanza un desequilibrado por el dolor o la enfermedad. Aunque algunos tampoco lo consiguen.

Y para finalizar, insistir que todas y todos los que estamos dentro del aula tenenmos que sobrevivir, ser felices y no destruirnos. ¡Va va por Ustedes!.

(Sacado de
PSIQUIATRÍA
Muchos niños para el diván

PATRICIA MATEY
http://www.el-mundo.es/salud/2001/420/980928816.html

"Las cifras no son nada despreciables. Se estima que entre un 15% y un 24% de los niños y adolescentes españoles padece alguna vez en su vida una patología neuropsiquiátrica. (...) De entre todas las patologías psíquicas, las más comunes en España son los trastornos de conducta y los de ansiedad, la depresión, el trastorno obsesivo compulsivo y la anorexia. Javier Royo, psiquiatra infantil del Hospital de Día Infanto-Juvenil del Servicio Navarro de Salud y segundo autor del trabajo de investigación sobre incidencia de trastornos mentales en dicha comunidad —cuyos resultados estarán disponibles el próximo año—, afirma que «casi el 50% de los motivos de consulta de los padres se debe a un problema de conducta».

Trastornos de comportamiento . Aproximadamente entre un 6% y un 16% de los chicos y entre un 2% y un 9% de las chicas menores de 18 años sufre este problema, que se caracteriza por «la trasgresión de las normas aceptadas por un determinado grupo social», tal y como refleja el libro Psiquiatría del Niño y del Adolescente de la doctora Mardomingo. Estos menores tienen, por tanto, mucha dificultad para seguir las reglas y comportarse de forma socialmente aceptable.

«El trastorno negativista desafiante, la variante menos grave de los trastornos de conducta, es el más diagnosticado», afirma el doctor Royo. Este problema es típico en los niños de edad inferior a 10 años y se caracteriza por una conducta desafiante, provocadora y desobediente.

Los síntomas por los que los trastornos de conducta pueden delatarse son las rabietas y las reacciones catastróficas, que afectan al 10% de los niños de menos de cinco años. Otros signos son las amenazas, el inicio de peleas, ser cruel con los animales u otras personas o destruir deliberadamente cosas, entre otros.

Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad . Es el segundo trastorno del comportamiento más frecuente: entre un 3% y un 5% de los niños en edad escolar lo sufren. Aunque se desarrolla antes de los siete años, suele diagnosticarse entre los ocho y los 10.

La dificultad para concentrarse, parece que no escuchan, no poder esperar un turno en un grupo, ser excesivamente inquieto, distraerse habitualmente y hablar constantemente son algunos de los rasgos que lo caracterizan. «Todos los trastornos de conducta son fáciles de diagnosticar, ya que el mal comportamiento es sencillo de objetivar por padres y profesores», insiste Royo.

Trastornos de ansiedad . La mayoría de los niños tiene miedo a la oscuridad, a los fantasmas, a los monstruos, a ciertos animales o a determinadas situaciones, pero cuando estos temores persisten en el tiempo y se vuelven incapacitantes se convierten en patológicos. Los síntomas que los caracterizan son, entre otros, dolores musculares, temblores, trastornos del sueño, exageración de las respuestas de alerta o alarma, irritabilidad, taquicardia, sudoración o náuseas.

Ansiedad por separación . Es uno de los más comunes. Como su propio nombre indica, se caracteriza por el miedo, hasta el punto de convertirse en pánico, a separarse de los padres o de las personas más queridas. Puede presentarse de forma repentina, sin que se haya percibido ningún signo previo, y suele manifestarse, además, mediante apatía, tristeza, dificultades para concentrarse o una interacción social deficitaria.

Otro tipo de trastorno es de ansiedad por evitación (el menor no quiere relacionarse con otras personas), en los que el niño padece también, y por un periodo de al menos seis meses, otros síntomas como inseguridad o timidez.

Fobias . La escolar es la más frecuente en la infancia, afecta al 4% de los niños. Son menores a los que el hecho de ir al colegio les provoca una gran angustia, que puede acompañarse de náuseas, diarrea, vómitos, anorexia o cefaleas. Muchos especialistas creen que la ansiedad por separación y la fobia escolar son el mismo trastorno, pero ni todos los niños con este tipo de angustia se niegan a ir al colegio, ni los que padecen fobia escolar sufren ansiedad por la separación de la madre.

Trastorno obsesivo compulsivo . Incluidos también en los trastornos de ansiedad, se caracterizan por obsesiones y pensamientos recurrentes y persistentes y por compulsiones (actos repetitivos). Uno de cada 100 niños y adolescentes lo sufre y su patología le empuja a mantener ciertos comportamientos repetitivos como, por ejemplo, lavarse continuamente las manos o poner las cosas en un orden determinado. De hecho, entre los más pequeños, el aseo repetido suele ser común debido al miedo obsesivo a enfermar por algún germen.

Depresión . Se trata de una de las patologías que más ha aumentado su incidencia en edades precoces. Más de un niño de entre seis y 12 años de cada 10 sufre síntomas persistentes de tristeza. Es más, sólo en EEUU, entre tres y seis millones de niños son víctimas de este trastorno. El fracaso repentino en el colegio, la pérdida de interés por las actividades que antes le motivaban, la irritabilidad y los lloros inexplicables, los cambios en los patrones del sueño y de la alimentación, así como la queja constante por dolores de cabeza o estómago sin causa aparente son los signos que pueden delatar su existencia.

Los trastornos depresivos son, junto con la anorexia, dos de las patologías que han empezado a verse en la consulta a edades tempranas. «Los problemas de la alimentación se están iniciando a edades alarmantes. Antes afectaban a niñas de 13 o 14 años y ahora estamos viendo casos en los que la menor no ha cumplido los 11 años. Una de las razones puede ser el hecho de que, en las sociedad actual, la edad de la adolescencia se ha adelantado», apunta Manuel Martín.

Otras enfermedades que afectan a la población infantil, pero en menor medida, son: el autismo, el síndrome de Gilles de la Tourette, el trastorno de estrés postraumático o los trastornos de identidad sexual. El diagnóstico precoz y el tratamiento de todas ellas puede evitar el sufrimiento de los menores y sus familias, buena parte del 30% del fracaso escolar ligado a los problemas mentales, pero, sobre todo, que todos tengan la oportunidad de liberarse en la madurez de la patología mental que esclavizó su infancia."

19 marzo, 2006

Interesante lectura

Recomiendo esta lectura completa publicada en la Revista Iberoamericana de Educación

El fracaso de una educación, rural y urbana, que ofrece "el circo antes del pan"

Polan Lacki (*)

En los países latinoamericanos, un creciente porcentaje de jóvenes, del medio rural y urbano, ya está consiguiendo concluir la enseñanza fundamental y hasta la media o secundaria. Desafortunadamente, este éxito es más aparente que real, pues en términos concretos está produciendo resultados decepcionantes. Los jóvenes, ahora más escolarizados y con un horizonte de aspiraciones y ambiciones ampliado, se sienten frustrados, por no decir engañados. Después de haber estudiado en esos largos 11 años, durante los cuales alimentaron la ilusión de que este esfuerzo les ofrecería un futuro de oportunidades y de prosperidad, descubren que no están aptos ni para obtener siquiera un modestísimo empleo; pues egresan del sistema escolar sin poseer las "cualidades" que los empleadores esperan y necesitan encontrar en un buen empleado. Esto ocurre porque el sistema de educación, rural y urbano, no les proporciona los conocimientos útiles, las aptitudes necesarias y ni siquiera las actitudes y los valores que necesitan para ser buenos empleados; tampoco los prepara para que sean buenos ciudadanos y padres de familia que sepan educar, orientar, alimentar y cuidar de la salud de sus hijos, etc. Hablemos sin eufemismos, a excepción de lo que les fue enseñado en los tres primeros años (leer, escribir, efectuar las 4 operaciones aritméticas, aplicar la regla de tres y conocer el sistema métrico), prácticamente todos los demás conocimientos son irrelevantes para que ellos puedan tener un mejor desempeño en el trabajo y en la vida personal, familiar y comunitaria. En esos ocho años posteriores, los pocos contenidos que podrían ser útiles suelen ser enseñados de manera excesivamente teórica, abstracta, fragmentada, y desvinculada de la vida y del trabajo, con lo que se transforman en virtualmente inútiles. Entonces, se impone la siguiente pregunta: ¿para qué estudiaron esos ocho años adicionales?

Seamos objetivos y realistas: ¿cuál es la utilidad o aplicabilidad en la vida cotidiana que tiene la enseñanza teórica de los logaritmos, los determinantes, la geometría analítica, la raíz cuadrada y cúbica, o la enseñanza "memorística" sobre la historia de Cleopatra o de la Emperatriz de Bizancio, los faraones y las pirámides del Egipto, la historia de la Mesopotamia y las altitudes de las Montañas Rocosas? Algunos defensores de este conservadurismo educativo afirman que tales contenidos son necesarios para desarrollar la creatividad, el ingenio, el sentido crítico e investigativo, el espíritu de iniciativa de los educandos y para ofrecerles una supuesta "formación integral". Personalmente, opino que existen formas más inteligentes y productivas para alcanzar tales objetivos. Contenidos más cercanos - en el tiempo y en el espacio - a las realidades cotidianas de los educandos serían mucho más eficaces para desarrollar sus potencialidades latentes, para establecer relaciones entre causas y efectos, para evitar que repitan los errores que fueron cometidos en el pasado, etc. Otros teóricos afirman que es necesario mantener esos contenidos para "democratizar" las oportunidades de acceso a la universidad, ignorando que, en la mayoría de los países de América Latina, apenas 5 o 10% de los jóvenes tienen ese privilegio. En tales condiciones, no es lógico ni justo castigar y aburrir al otro 90 o 95 % que no llegarán a la universidad, haciéndoles estudiar durante ocho años temas excesivamente teóricos, abstractos, lejanos, no utilizables y prescindibles, por no decir inútiles.(...)

(*) Polan Lacki, es ingeniero agrónomo. Trabajó durante 23 años para la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación FAO-ONU
Documentos que amplían y fundamentan las propuestas de este artículo podrán ser solicitados a través del e-mail PolanLacki@terra.com.br o encontrados en la sección "Artículos" de la Página web http://www.polanlacki.com.br y en la nueva Página http://www.polanlacki.com.br/agroesp

17 marzo, 2006

Un blog más ???

Saludos a quien se pase por aquí.

Hablaba hace unos dias con un compañero sobre esta tarea nuestra y me decía que una de las cosas que más sentía es que venía con muy poca ilusión a enseñar y que le daba la sensación de que nada de lo que explicaba en la clase interesaba a su alumnado y que cada vez sabía menos de su materia. ¡Tienes razón! Le dije. Cada vez más, da la sensación que, aunque bajemos los niveles de los contenidos, en el aula nos echan menos cuenta y que, conforme pasan los cursos, sabemos menos, nosotros y nuestro alumnado.

En estas frases se esconde toda una filosofía educativa que parece que está trasnochada y no está en boga: Enseñar contenidos conceptuales.

Desde luego estamos perdiendo la batalla de los contenidos conceptuales en la Secundaria Obligatoria y sustituyéndolos por otros aprendizajes. No me atrevo a decir que esto sea bueno o malo. Yo me esfuerzo en adaptarme a los nuevos tiempos (ya contaré algún día cómo). Pero si me atrevo a decir que, cuando eligimos nuestra profesión, la eligimos para enseñar y aprender enseñando "Contenidos conceptuales".

Pero nuestra profesión se ha ido descafeinando y dejándonos un amargo sabor de frustración, mas, por ello ¿Debemos resignarnos a morir en el intento?. Creo que no, que hay que ser optimistas. Quizás lo que ha pasado es que nuestro papel de profesores esté cambiando. No podemos sumirnos en la melancolía ni en idealizar los tiempos pasados.

Es cierto, que no necesito saber mucha más Historia de la que sé para enseñar a mis alumnos hoy en día, y me sobra, pero puedo dedicar mi tiempo a aprender cosas nuevas de mi profesión. Me puedo dedicar a leer artículos pedagógicos, a conocer a mis alumnos. Me puedo interesar por temas nuevos como la coeducación, la convivencia (c'est a dire "la violencia") en los centros educativos. Me puedo ejercitar en el desarrollo de aplicaciones didácticas para el ordenador, el uso de las TIC en la educación... etc. Todo, menos morir en el intento.

¡Hay que adaptarse a los nuevos tiempos! Hoy, ¿La sociedad? o ¿los políticos? demandan un nuevo modelo educativo, ¿Voy a dejar que me amarguen la vida por que ya no puedo dar las clases como antaño? ¿Voy a renunciar a mis ansias de aprender? ¿De experimentar? ¿De enseñar?

¡No! Aprenderé nuevas cosas, me sentiré joven e ilusionado y no dejaré que los malos modos, la apatía, la agresividad y otras cosas que encontramos en el centro (hubiera querido decir el Instituto pero ya no me sale esa palabra), acaben conmigo, por que tambíen aprenderé a hacerle frente desde mi formación.

Este Blog es para desahogarnnos y para dar nuevas ideas. Pasarnos información sobre todo lo que nos pueda ayudar a mejorar nuestro estado de ánimo y nuestra profesionalidad. Cuento con vosotros y vosotras. Y ¡Vivan los retos!... He dicho.